miércoles, 9 de febrero de 2011

Dulce deseo, suave, suaves movimientos.

Suave, suave, recórreme lentamente, mientras la luna este en lo alto y las estrellas iluminan la abandonada habitación. La cama esta desecha, las cortinas están abiertas, miradas indiscretas; pero son tus propios ojos lo que me miran, son tan dulces y perversos. 

Suave, suave, no hay prisa, la noche no será nuestra pero si el placer, la cama comienza a calentarse, te siento cerca, la piel se me eriza, poco a poco empiezo a sentir tu aliento, subes lentamente, te mueves cual ladrón, robando cada sensación, cada gemido, esperando que intente escapar de mis ataduras. 

Pronto poco a poco el deseo comienza a invadir mi cuerpo, y es que no me lo pones fácil, tus tiernos labios, tu dulce lengua, jugando con mi cuerpo, amarrándome, robándome todo el calor.

Y quiero fundirme contigo, quiero no ser solo este cuerpo, deseo tu alma, deseo, deseo, que inunda mi corazón, que enciende mi cuerpo. 

Suave, suave, sigues con tu placentera tortura, tu sabrosa lengua saborea mi maltrecho cuerpo, las cuerdas me aprietan cada vez más y más. Las estrellas nos miran celosas, la luna nos incita a ir más lejos, a no parar. Y no pares, hazme tuya, suavemente termina con mi hermosa agonía, complace mi profundo deseo, tómalo todo, tómalo y no pares hasta que mi alma forme parte de la tuya. 


Suave deseo, suave movimiento, rápidos colmillos, dulce sangre caliente, placentero final, llega a mí el momento de romper mis ataduras, ahora y por siempre hazme tuya, hasta el final de las noches y con la gracia de la luna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario